Os pongo en situación:
Noche del 25 de Diciembre. Un pueblo con un puñao de bares.
Alrededor de...mmm...3.500 habitantes... podemos calcular una extensa población fiestera, más aún si sumamos a los del pueblo de al lado, los siguiente, los del siguiente al siguiente,...los que están de casa rural que son tropecientos y la madre...
En fin...mucha gente para poco bar si tenemos en cuenta el frío que hace y que está lloviendo. Con esto, los asiduos a quedarse fuera con el cigarrito y de cháchara también están dentro.
Plaza del pueblo con cuatro bares.
No me malinterpretéis...esto es estupendo ya que la crisis, aunque parezca mentira, en España también afecta al presupuesto para borracheras.
Estamos en el bar (en cualquiera de ellos porque todos están a reventar) Esta noche no se puede elegir si prefieres este o el otro porque me gusta más la música o el cubata está más barato...entras el que puedes.
Al principio no lo notas, siempre cuesta unos minutos hacerse al lugar conquistado. Es cuando ya llevas un rato, intentando mantenerte, pese a los empujones (y no seamos milindrosos porque si el bar está a tope es normal que la masa se balancee un poco) cuando llega el típico SUBNORMAL que tiene que entrar si o si.
Estamos todos aguantando el tipo lo mejor que podemos...nadie baila porque no hay sitio te dedicas a hablar, reír y echarte un cigarrito (cada vez con menos disimulo, pero ese es otro tema) y como mucho cambiar el peso del cuerpo de un lado a otro al son de la música.
Y el antes mencionado SUBNORMAL entra a trompicones empujando a cualquiera con el que se encuentre. Normalmente suele ir borracho o ya es gili de fábrica. Pero entra como sea. Y normalmente se lleva ostias como panes, pero no todas las que se merecería.
Darle una colleja sin miedo cuando os topéis con él.
FELIZ AÑO NUEVO
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